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Como Recorrer en vehículo el Parque Natural

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Vadillo Castril – Cerrada del Utrero – Puente de las Herrerías -Nacimiento del Guadalquivir – Empalme del Valle – Centro de Visitantes Torre del Vinagre – Centro de Visitantes del río Borosa – Cerrada de Elías

Desde Cazorla nos dirigiremos al interior del Parque Natural a través de la carretera (A-319), ascendiendo el Puerto de las Palomas en dirección al cercano poblado de Vadillo-Castril. En la misma bifurcación de acceso al poblado continuaremos hacia la izquierda, donde se inicia el sendero de la Cerrada del Utrero. En el cruce de Vadillo-Castril, encontraremos un pequeño
aparcamiento, donde dejaremos nuestro vehículo, e iniciaremos por nuestra derecha un sendero que nos conduce a las cercanías de la Cerrada de Utrero. Previamente hemos podido observar desde los diversos miradores dispuestos a tal fin, bellas panorámicas del Valle del Guadalquivir. Recorridos unos 800 m llegamos al inicio de la Cerrada, y quedamos sorprendidos por la
belleza de la Cascada de Linarejos, donde el agua se precipita desde gran altura buscando el cauce del río Guadalquivir.

Continuaremos la marcha y antes de remontar la presa, podremos observar a nuestra izquierda los restos de un lanzadero de mampostería que hasta no hace muchos años era utilizado por los pineros para salvar los obstáculos que encontraban en el duro trabajo de transportar las maderadas por los ríos de estas sierras. Tras remontar la presa, ascendemos vertiginosamente por un roquedo de calizas que encañonan al Río Guadalquivir y que constituyen la Cerrada de Utrero. Hemos salido al Puente de Hierro, y a tan solo 300 m de donde dejamos nuestro vehículo.

Tras haber disfrutado de unos maravillosos entornos en medio de una naturaleza salvaje, volveremos a tomar nuestro vehículo y siguiendo nuestra marcha, cruzaremos el Puente de Hierro y unos metros más arriba llegaremos hasta una nueva bifurcación, donde tomaremos a la derecha para dirigirnos al histórico Puente de las Herrerías. Allí comenzaremos, entre bellos paisajes, una ascensión por un camino forestal que nos conducirá hasta la Cañada de las Fuentes, donde ve la luz el Gran Río de Andalucía, el Guadalquivir.

A 11 km del Puente de las Herrerías, donde habíamos dejado la carretera asfaltada, encontraremos un cruce de caminos. El de la derecha nos lleva a la casa forestal del Chorro, a Quesada y a Cazorla. Nosotros tomaremos el de la izquierda, en dirección a Pozo Alcón, y a tan sólo 50 m encontraremos un pequeño y escarpado sendero que desciende hasta la «poza» del Nacimiento del Guadalquivir. Será en épocas de estiaje cuando podamos apreciar el auténtico nacimiento del río, manando de las capas freáticas del subsuelo. A pocos metros siguiendo la pista forestal se encuentra el área recreativa de la Cañada de las Fuentes, donde vamos a tener suficiente espacio para dar la vuelta con nuestro vehículo y regresar por el mismo itinerario hasta el poblado de
Vadillo-Castril. Desde aquí nos dirigiremos hasta el cruce del Empalme del Valle y allí tomaremos a nuestra derecha la carretera con dirección a la aldea de Arroyo Frío, pedanía de La Iruela (a 6 kms.), en la cual existe una de las mejores infraestructuras turísticas de todo el Parque Natural (casas rurales, apartamentos, hoteles, apartahoteles y cámping, restaurantes, empresas de turismo activo… Posteriormente a través de la carretera longitudinal del Tranco llegaremos al Centro de Visitantes de la Torre del Vinagre (a 11 km), ya en la Sierra de Segura.

Este Centro ofrece una visión global del Parque Natural a través de sus dos áreas: un Área Informativa y un Área Interpretativa. La primera está dedicada a suministrar la información necesaria para organizar su visita al Parque. La sequnda se destina a dar a conocer de forma amena y comprensible los valores naturales y culturales que atesora este espacio natural protegido. Desde Torre del Vinagre nos desviaremos a la derecha en dirección al Centro de Visitantes del río Borosa, que se encuentra ubicado junto a la Piscifactoría del mismo nombre. Este centro recoge los tramos alto, medio y bajo de un río y muestra el ecosistema ripario, abundante en este Parque Natural. Además encontraremos información sobre las antiguas actividades relacionadas con el transporte de la madera por el río (los pineros). Posteriormente continuaremos en dirección a la Piscifactoría donde proponemos realizar a pie el sendero de la Cerrada de Elías. Dejaremos nuestro vehículo en el párking del C.V. del río Borosa, unos metros más adelante llegaremos primero, a la piscifactoría, y poco más allá al Charco de la Cuna, caminando por la pista, a 1,2 km. desemboca en el Borosa en el arroyo de las Truchas, conocido el paraje como Charco de la Gracea. Otro kilómetro más arriba se encuentra el Puente de los Caracolillos, y junto a este, y a nuestra izquierda, se encuentra un espectacular anticlinal donde se aprecian perfectamente los caprichosos plegamientos estratificados de la caliza originados por ocultas fuerzas orogénicas. Continuaremos ascendiendo paralelos por el cauce del río, y lo cruzaremos varias veces. Un poco más adelante, llegamos al Vado de los Rosales, dejaremos el camino forestal para coger un pequeño sendero de 1.160 m de longitud que, cruzando de nuevo varias veces el Río Borosa, nos llevará a la Cerrada de Elías, un encajonamiento geológico entorno a dicho río de gran interés botánico y paisajístico.

Regresaremos por el mismo itinerario hasta el Centro de Visitantes de Torre Vinagre, y desde allí daremos por finalizada esta excursión y regresar al punto de partida.

 

Peal de Becerro – Centro Interpretación de las Cámaras Principescas de Toya y Hornos de Peal – Quesada – Huesa – Asentamiento ibérico de Ceal – Santuario de Tíscar – Puerto de Tíscar

Con esta ruta se acerca al visitante a unos espacios inexplorados e increíblemente ricos del Parque Natural: el legado histórico y patrimonial de la Comarca Sierra de Cazorla. Iniciaremos nuestra ruta en la población de Peal de Becerro. PEAL DE BECERRO aún conserva de su antigua fortaleza dos torres de planta cuadrada, llamadas Torre del Reloj y Torre Mocha (s. XIl-XIV). (foto superior Torre Mocha)

Principescas de Toya y Hornos de Peal. El viaje al Tiempo de los Íberos es un itinerario turístico que muestra el patrimonio arqueológico legado en Jaén por la Cultura Íbera, a través de la visita e interpretación de sus yacimientos más relevantes, explicando cómo esta civilización mediterránea era una sociedad aristocrática organizada en torno a un príncipe o héroe, que vivían en ciudades fortificadas, practicaban la agricultura, guerreaban con armas de hierro y dominaban refinadas técnicas cerámicas. La tumba principesca de la Cámara Sepulcral de Toya ha sido la elegida para dar a conocer esta ruta. En ella podemos apreciar cómo entendían los íberos el mundo de la muerte, sus rituales funerarios y creencias en el más allá, la existencia de una vida después de la muerte a la que debían ir acompañados de sus objetos terrenales más preciados y quizás de sus seres más queridos. Desde el citado Centro de Interpretación se organiza los viernes por la tarde, sábados (mañana y tarde) y domingos (solo mañanas), la visita a la Cámara Sepulcral de Toya por lo que habrá que reservar dicha visita a través del Ayuntamiento de Peal de Becerro, al teléfono 691 438 131 o al email: interpretacioniberica@gmail.com / cultura@pealdebecerro.es Esta Cámara sepulcral está ubicada en la falda del Cerro de la Horca y fue descubierta a principios del siglo XX. Se trata de un enterramiento único en el período íbero por las dimensiones y características que presenta. Es un monumento funerario que, por los restos encontrados, debió pertenecer a una poderosa familia íbera.

Esto se deduce de la variedad y riqueza del ajuar encontrado en la Cámara: cerámica griega, diversas cajas cinerarias de piedra y yeso, restos de una rueda de carro y útiles de guerra. La cronología de la cámara se sitúa entre los siglos V y IV a. de C. Dicho ajuar está en la actualidad en el Museo Arqueológico Provincial de Jaén.

Toya era la antigua Tugia de los romanos, origen de que estas tierras fueran conocidas como Saltus Tugiensis. Para conocer una de estas construcciones romanas deberemos tomar la carretera que nos llevará hasta Hornos de Peal. Ya dentro del casco urbano, se encuentra el arroyo de Toya, sobre el cual se eleva un acueducto romano (coordenadas GPS: 37.887203, -3.185213), que aún se utiliza para conducir el agua a las cercanas huertas de Hornos de Peal. Este acueducto es de doble planta, la inferior tiene tres arcos grandes, y la parte superior cuatro ojos de arcos más pequeños. Terminada la visita, regresaremos de nuevo a Peal de Becerro, y continuaremos nuestra ruta en dirección a Quesada a 10,5 km (A-315). QUESADA está situada a 675 m.s.n.m. y protegida por los Cerros de la Magdalena y Villalta, últimos espolones del macizo de Cazorla-Segura. Esta población de Quesada, debido a su situación geográfica y clima, ha sido a lo largo de la historia una plaza codiciada, que desempeñó un papel estratégico como lugar de paso siguiendo el eje del Guadiana Menor hacia Levante. Merece la pena un paseo por su casço antiguo, entre intrincadas calles de singular belleza, y sin duda, visitar el Museo del pintor Rafael Zabaleta, que contiene en la actualidad 114 óleos, 11 acuarelas y 500 dibujos de este insigne pintor quesadeño, además de algunas obras de otros pintores amigos y coetáneos como Picasso o Manuel Ángeles Ortiz. El arte de Zabaleta se encuadra dentro del expresionismo con influencias cubistas, haciendo gala de un estilo muy personal. También es imprescindible visitar el Museo Miguel Hernández – Josefina Manresa. En él podemos apreciar cronológicamente la obra
y vida del poeta y su esposa, la quesadeña Josefina Manresa. Fue precisamente ella quien preservó, con gran empeño, las obras de su marido durante los años de represión franquista. Este museo está dividido en seis salas expositivas que se identifican con sus obras literarias y poemas, y que recoge distintos objetos personales que forman parte del legado del poeta, como su máquina de escribir y su maleta, tan característica, y otros enseres personales. Se pueden encontrar fotografías, sus composiciones más importantes, archivos sonoros de su voz, la recreación de una trinchera, su casa de Orihuela y un rincón musical de cantautores que han puesto voz a sus textos.

Prosiguiendo con nuestra ruta abandonaremos Quesada en dirección a HUESA, situada a 13,6 km (A-315), a través de magníficos paisajes que albergan numerosos abrigos prehistóricos. En esta localidad destaca la iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de la Cabeza (1708). En su calendario festivo reseñar la Fiesta de los Cargos y Abanderados en honor de San Silvestre (31 de diciembre), que se inicia en la víspera de ese día con la quema de los Castillos del Santo, siguiendo la larga tradición de los rituales del fuego.

Continuaremos la ruta en dirección a Hinojares, para lo cual volveremos a tomar la A-315, descendiendo en busca del Guadiana Menor. Esta ruta ofrece una visión completamente diferente del Parque Natural: el paisaje estepario semiárido. Nos encontramos en la Depresión del Guadiana Menor, que discurre por tierras altas salpicadas por pequeños cerros triásicos que emergen de las margas miocénicas, y que conforman un relieve semejante al de los «badlands» de Guadix y del sureste murciano. Su suelo, nada propicio para la agricultura, sorprende en la zona del fondo del valle, donde el hombre ha encontrado auténticos oasis para cultivos de regadío.

Destacar la presencia de antiguas casas-cueva, que en tiempos no muy lejanos fueron ocupadas por el serrano como vivienda. Continuamos nuestro recorrido por una carretera muy estrecha que, serpenteando la vega del Guadiana Menor, nos lleva a la pedanía de Ceal. Comenzamos a subir y a tan sólo 1,9 km nos encontramos con uno de los yacimientos ibéricos más importantes de la provincia de Jaén: los Castellones de Ceal. El estudio de esta necrópolis pone de manifiesto que Ceal fue mucho más que una pequeña población agropecuaria, dando muestras de una significativa riqueza propia de una clase aristocrática. Se ha fechado en el siglo VI antes de Cristo. La mayoría de los hallazgos (cráteras griegas, cascos ibéricos, útiles de guerra…) se encuentran en el Museo Arqueológico Provincial.

Avanzamos en nuestra ruta hasta llegar al pueblo de HINOJARES, dejando a nuestra derecha el río Guadiana Menor y contemplando por nuestra izquierda la Sierra de Quesada, la aldea de Belerda, el Santuario de Tíscar, el Rayal y la Sierra del Pozo. Hinojares está situada a 672 m.s.n.m., rodeada de umbrosos barrancos y encajonado en uno de ellos. Destaca la iglesia parroquial de San Marcos Evangelista, así como el barrio de las cuevas, aún hoy habitadas y destinadas a turismo.

Desde Hinojares continuaremos por la carretera A-6206 en dirección al Puerto de Tíscar, término municipal de Quesada. Junto a la Aldea de Berlerda, con un lavadero de ancestrales recuerdos rurales, podemos contemplar el bello Pilón Azul, de aguas puras y cristalinas en un delicioso paseo por pasarelas preparadas al efecto. Continuamos ruta hacia la aldea de Don Pedro, y un poco más adelante, deberemos prestar una especial atención para localizar el cartel que, a nuestra izquierda, nos anuncia el emplazamiento de la emblemática Cueva del Agua. Para acceder a ella nos desviaremos unos 600 m por un camino de tierra que conduce hasta un aparcamiento. Allí estacionaremos el vehículo e iniciaremos un corto recorrido a pie por un camino que, tras atravesar un pequeñísimo túnel, nos conduce a la impresionante cueva en la que destaca una bella cascada y una preciosa vista panorámica.

Tras esta visita continuaremos el recorrido en coche por la carretera A-6206, y a unos 700 m, nos desviaremos a nuestra derecha para subir al Santuario de Tíscar, situado a los pies de los restos del inexpugnable Castillo de Peñas Negras, el cual estuvo bajo dominio musulmán hasta principios del siglo XIV. La Virgen de Tíscar es la patrona del Adelantamiento. El primer domingo de Septiembre se celebra cada año la romería en su honor. Según la tradición popular, esta imagen fue traída por San Isicio, varón apostólico que cristianizó estas tierras en los primeros años de nuestra era. Cuenta la leyenda que, bajo la dominación musulmana, la imagen de la Virgen fue arrojada numerosas veces a la Cueva del Agua por el musulmán Mohamed Andón, señor del Castillo de Tíscar, y tantas veces era ultrajada, tantas volvía a aparecer la imagen sobre la roca hasta que, cansado, la hizo destrozar y arrojar de nuevo a la gruta. Cuando el castillo fue
conquistado por el Infante. D. Pedro de Castilla y el Arzobispo de Toledo, la imagen fue enviada a Toledo para su restauración, tras la cual, regresa sola milagrosamente hasta Tíscar. En su Santuario encontraremos, escrito sobre una piedra labrada junto a la fuente, el texto de un poema que D. Antonio Machado, que dedicó a la Virgen.

Realizado este repaso a la historia y a la leyenda continuamos nuestra ruta, carretera adelante, iniciando el ascenso vertiginoso al Puerto de Tíscar, camino de Quesada. A lo largo de este recorrido podremos observar la existencia de diversos abrigos prehistóricos con pinturas rupestres que se encuentran, en algunos casos, en buenas condiciones de conservación. Ya en la cumbre del Puerto de Tíscar, a 1.180 m, en el margen derecho se levanta el Torreón del Infante D. Enrique (S.XIV), al cual podremos acceder a través de una pequeña senda. Desde aquí iniciaremos el descenso del puerto de Tíscar, destacando por nuestra derecha un bello paisaje dominado por el olivar y, más al fondo, la sierra con bellos farallones de calizas y un pequeño bosque mediterráneo en el que abundan las encinas. En estos cortados es fácil observar la presencia del buitre leonado, asimismo se pueden reconocer algunas le la cuevas y abrigos más importantes de la prehistoria, como son la cueva del Encajero, de la Hiedra, Corral de Quiñones… Llegaremos a Quesada (a 8,5 kms), dónde nos acercaremos a la oficina de turismo, ubicada en la plaza de la Coronación, 5 (953 714011) para informarnos de la posibilidad de cómo podemos visitar la Villa Romana de Bruñel que se ubica en la Ctra. A 322) de Quesada a Cazorla, en el Km. 35,5. Tan solo nos queda regresar por esa misma carretera dirección Cazorla o a nuestro punto de partida.

 

Pozo Alcón – Bosque encantado de las Higueras- Puente de la Tía Canaca – Peralta – Peña de la Alcantarilla – El Hornico – Guazalamanco – Cerrada de la Herradura – Pantano de la Bolera – Mirador de la Peña de Quesada

Iniciamos esta ruta en la localidad de Pozo Alcón, situada sobre una bella altiplanicie a 877 m.s.n.m., dominada por fértiles huertas llenas de almendros y olivos, con vistas a Sierra Nevada y al Parque Natural. El nombre de Pozo Alcón parece venir de tres leyendas diferentes. La primera, hace mención a un toro bravo y la segunda, a un buey de labranza, llamados, ambos, Halcón. Por diferentes motivos éstos originaron un manantial de agua que derivó en un pozo. La tercera leyenda hace referencia a que el pueblo se desarrolló alrededor de un pozo, entre dos lomas o «alcones», nombre que recibían cuando estas sierras formaban parte del reino nazarí de Granada.

Una vez visitada esta localidad, continuaremos nuestro itinerario por la carretera A-326 con dirección al Embalse de la Bolera, Huéscar y Castril. A 1 km, aproximadamente, cogemos el desvío a la derecha que nos indica la señal «Bosque de las Higueras». Nos adentraremos por la vía señalada, sin dejarla en ningún momento, hasta llegar a la ribera del río Guadalentín, donde encontraremos un párking para dejar nuestro vehículo y dar comienzo nuestra ruta a pie. A partir de aquí nos encontramos con dos posibilidades donde se muestra palpablemente cómo el hombre y la naturaleza han llegado a un especial equilibrio:

1. En el lado izquierdo, una pequeña ruta circular, a través de los llamados «Nacimientos de Peralta y Bosque de las Higueras», que dará comienzo un sendero de baja dificultad, atravesando una
serie de puentes de madera que nos permitirá cruzar el río, acceder a las ruinas de un molino en desuso, incluida una cueva vegetal formada por higueras gigantes que se enredan, y zarzas que junto al agua de naturaleza carbonata forman un paisaje de travertinos, creando un ambiente misterioso del que sin duda el viajero se llevará un especial recuerdo, contemplando cómo la vegetación del paisaje se transforma en un lugar mágico y encantado. Una zona recreativa-merendero nos permitirá descansar bajo la sombra de los chopos y reponer fuerzas.

2. En el lado derecho de la ruta, se nos abrirá un sendero de mayor recorrido, que nos permitirá avanzar varios kilómetros bordeando los márgenes del río Guadalentín. Además de toda una amplia gama de flora y fauna de ribera, nos encontraremos con una gran cantidad de pozas y remansos en los que podremos darnos un refrescante baño y respirar aire puro. A la mitad del recorrido veremos un gran puente, el «Puente de la Tía Canaca» y a partir de aquí debemos iniciar el trayecto de vuelta hasta el punto de inicio. Además, para los amantes de la pesca en este lugar se encuentra el coto intensivo de pesca de Peralta, de cerca de 8 km de río, que lo hace el coto más largo de Andalucía y un lugar ideal para la práctica de la pesca deportiva en cualquier estación del año. Ya de regreso a nuestro vehículo, tomaremos dirección hacia el embalse de la Bolera y unos 220 m antes, nos desviaremos de la carretera a la izquierda para comenzar la pista forestal asfaltada dirección al Hornico. Cuando hayamos recorrido unos 600 metros con el vehículo, el asfalto se termina. Cincuenta metros más adelante, por carril de tierra, llegamos a unos aparcamientos pasando un pequeño puente sobre el antiguo canal, donde dejaremos el vehículo para hacer un pequeño recorrido a pie. A 400 metros, siguiendo el camino del canal, llegamos a un punto donde tomaremos a nuestra derecha a un sendero protegido por barandillas de madera, que nos conduce a lo alto de la Peña de la Alcantarilla, sobre el impresionante cañón de la Cerrada de la Bolera y frente a Peña Bermeja, un paredón rojizo que se encuentra al final del valle que queda a nuestros pies. En este recorrido no hay que olvidar los prismáticos, ya que es uno de los mejores observatorios de aves rapaces de la zona. Con toda seguridad que veremos algún buitre leonado, alimoche, halcón peregrino, águila calzada, águila culebrera, cernícalo vulgar o milano real, pues todos ellos nidifican en las paredes y árboles del barranco.

 

Regresamos a la A-326, a la altura del cámping, y tomamos a la izquierda. A unos 500 m, nos desviamos a nuestra izquierda para circular por una carretera de tierra que llega al albergue del Hornico (hay señalización), 2 Km. más adelante continuando por la carretera de tierra, pasamos primero el Barranco de la Sabina, por un puente que cruza una pequeña garganta sobre el Arroyo de la Venta, cuya agua pasa filtrada en este tramo la mayor parte del año por debajo de los cantos rodados del cauce. A continuación nos encontramos la Dehesa del Rincón, donde el encinar mediterráneo aclarado produce ricos pastos que aprovechan caballos, cabras y ovejas. A veces, gamos, ciervos y jabalís comparten la pradera. A 4 Km del Hornico, sale un desvío asfaltado a nuestra izquierda. En ese punto dejamos el coche para hacer una ruta a pie (ida y vuelta 2,5 Km). En el vértice del cruce hay varios carteles de senderismo. Tomamos la indicación de la “Ruta de Guazalamanco” a nuestra izquierda. Seguimos el carril, que como veremos más adelante, sólo es apto para 4×4, y tras coronar una pequeña cuesta de unos 100 m, el camino se hace llano. Al fondo del barranco ya vemos Guazalamanco, un arroyo de aguas frías y cristalinas que baja desde lo más alto de la Sierra. De hecho es el arroyo de aguas permanentes que más alto tiene su nacimiento en todo el macizo montañoso, a más de 1.680 m de altitud. A los diez minutos de iniciar nuestro recorrido, la pista forestal acompaña al cauce, hasta que lo atraviesa en el Vado de Guazalamanco. En este punto, y sin cruzar el río, seguimos los caminillos que discurren en la misma margen, sin perdernos ningún rincón donde el agua es protagonista. Nuestra cámara fotográfica no nos lo perdonaría. Río arriba encontramos un dique, una represa artificial que forma una ancha cascada. Aquí podemos dar por finalizado nuestra ruta a pie.

Ahora nos interesa regresar de nuevo al vehículo y, ya en él, avanzar 1 Km hasta llegar a la Casa Forestal del Molinillo. Aquí abandonaremos de nuevo el coche, y siguiendo una senda señalizada, que discurre por la margen derecha de la cola del Pantano de la Bolera, llegamos a un puente que atraviesa la Cerrada de la Herradura, destino de nuestro paseo. Habremos andado unos 800 metros. Bajo nosotros, el río Guadalentín, con sus aguas y sus truchas, empieza a descansar en el embalse. Desde aquí regresamos a la Casa Forestal, pero antes de montarnos en el vehículo, merece la pena asomarse a unos cortados, que hay debajo del edificio, para ver el Guadalentín, el Guazalamanco y Bolera a vista de pájaro.

Regresamos a la A-326, a la altura del cámping, y tomamos a la izquierda. A unos 500 m, nos desviamos a nuestra izquierda para circular por una carretera de tierra que llega al albergue del Hornico (hay señalización), 2 Km. más adelante continuando por la carretera de tierra, pasamos primero el Barranco de la Sabina, por un puente que cruza una pequeña garganta sobre el Arroyo de la Venta, cuya agua pasa filtrada en este tramo la mayor parte del año por debajo de los cantos rodados del cauce. A continuación nos encontramos la Dehesa del Rincón, donde el encinar mediterráneo aclarado produce ricos pastos que aprovechan caballos, cabras y ovejas. A veces, gamos, ciervos y jabalís comparten la pradera. A 4 Km del Hornico, sale un desvío asfaltado a nuestra izquierda. En ese punto dejamos el coche para hacer una ruta a pie (ida y vuelta 2,5 Km). En el vértice del cruce hay varios carteles de senderismo. Tomamos la indicación de la “Ruta de Guazalamanco” a nuestra izquierda. Seguimos el carril, que como veremos más adelante, sólo es apto para 4×4, y tras coronar una pequeña cuesta de unos 100 m, el camino se hace llano. Al fondo del barranco ya vemos Guazalamanco, un arroyo de aguas frías y cristalinas que baja desde lo más alto de la Sierra. De hecho es el arroyo de aguas permanentes que más alto tiene su nacimiento en todo el macizo montañoso, a más de 1.680 m de altitud. A los diez minutos de iniciar nuestro recorrido, la pista forestal acompaña al cauce, hasta que lo atraviesa en el Vado de Guazalamanco. En este punto, y sin cruzar el río, seguimos los caminillos que discurren en la misma margen, sin perdernos ningún rincón donde el agua es protagonista. Nuestra cámara fotográfica no nos lo perdonaría. Río arriba encontramos un dique, una represa artificial que forma una ancha cascada. Aquí podemos dar por finalizado nuestra ruta a pie.

Ahora nos interesa regresar de nuevo al vehículo y, ya en él, avanzar 1 Km hasta llegar a la Casa Forestal del Molinillo. Aquí abandonaremos de nuevo el coche, y siguiendo una senda señalizada, que discurre por la margen derecha de la cola del Pantano de la Bolera, llegamos a un puente que atraviesa la Cerrada de la Herradura, destino de nuestro paseo. Habremos andado unos 800 metros. Bajo nosotros, el río Guadalentín, con sus aguas y sus truchas, empieza a descansar en el embalse. Desde aquí regresamos a la Casa Forestal, pero antes de montarnos en el vehículo, merece la pena asomarse a unos cortados, que hay debajo del edificio, para ver el Guadalentín, el Guazalamanco y Bolera a vista de pájaro.

Dando la media vuelta con el coche, regresamos de nuevo a la carretera asfaltada (A-326). Giramos a la izquierda, dirección Castril. A unos 200 metros del cruce, una señal, también a la izquierda, indica la entrada a la presa del Embalse. Un paseo por la misma nos permite ver distintas perspectivas, con la Sierra del Pozo y Sierra de la Cabrilla como telón de fondo. Bajo la presa, el inicio de la Cerrada de la Bolera, cañón sobre el que se levanta el puente de su mismo nombre.

Salimos de nuevo a la A-326 y tomamos a la izquierda. A 200 metros  de la salida pasamos por encima del Puente de la Bolera, y unos 2 Km más adelante continuaremos rectos, dirección a Huéscar, en el cruce de Campo Cámara. A partir de aquí hay que ir atentos porque a medio Km. tenemos que salir de la carretera asfaltada para llegar al Mirador de la Peña de Quesada (hay indicación). Un carril de tierra conduce a una casa forestal 600 mts. más allá.

Detrás del edificio y junto a la garita de los vigilantes de incendios, el Mirador nos ofrece una de las mejores imágenes del Pantano de la Bolera y de los montes que lo rodean. Este es el punto final de nuestra ruta. Habremos hecho, desde Pozo Alcón, sobre 16 km en coche y un poco más de 10 km andando. Ahora es un buen momento para relajar la vista en el azul del agua, observar,
con prismáticos las aves acuáticas que pululan en la superficie del embalse y descansar un rato antes de regresar al punto de partida.

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