En Segura de la Sierra, “historia, paisaje y sosiego” es muy probable se ubicara la ciudad fenicia Tavara, a su vez habilitada por los griegos, que la llamaron Segisa. Posteriormente los romanos la llamaron Castrum Altum, atalaya, mientras los árabes la conocieron como Saqura, villa segura. Y es que fueron precisamente los walíes quienes fortificarían Segura de la Sierra para defenderla durante el siglo VIII, a lo que hay que sumar que se extiende por la falda de un elevado cerro, lo que la convertía en un lugar casi inexpugnable. Solo durante la reconquista cristiana Segura derivó a reino taifas tras la disolución del califato de Córdoba. A partir de entonces, la Orden de Santiago la convirtió en sede de una encomienda, episodio histórico en el que ha destacado el maestre Rodrigo Manrique, caballero de Santiago y padre del famoso poeta Jorge Manrique
Segura de la Sierra fue designada Provincia Marítima en el siglo XVIII por orden del rey Fernando VII. La circunstancia no deja de sorprender, pues Segura no tiene salida al mar. Lo que pretendía el monarca era sin embargo dar un impulso a la Marina, pues el potencial naval de España en la época estaba en decadencia. La tierras jienneses en las que se enclava Segura eran de gran riqueza forestal, fuente de madera como materia prima, a través del río Segura y Guadalquivir, lo que sin duda benefició el traslado de los troncos hasta Sevilla.
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