Cazorla y sus habitantes sobrevivieron a épocas difíciles de muchas maneras a lo largo del tiempo. Durante la Edad Moderna, Cazorla fue reconocida por los frutos de sus huertos y jardines, siendo especialmente mencionados sus higos, los cuales se exportaban a toda la Península. El olivar que hoy vemos, era muchísimo más reducido, dándose amplios campos de trigo por toda la vega del Cerezuelo, que se mantuvieron hasta tiempos recientes.
Sin embargo, otra forma de subsistencia tradicional, fue el aprovechamiento de la cabaña ganadera, tanto como modo de vida pastoril, como para consumo propio, e incluso, en su venta en grandes ferias y otras más reducidas, como las ventas del ganado que se daban hasta los años 50 del s. XX, en calles como La Hoz o en la “Plaza Vieja”.
La gente del municipio de Cazorla, como los habitantes del ámbito rural o serrano, se concentraban en algunos momentos en Cazorla para la venta de diversos animales: tanto gallinas, cabras o cerdos para consumo, como caballos, burros o asnos para el transporte. La cría de estos animales de forma particular, pudo dar sustento a muchas familias durante épocas de penuria. Por otro lado, la compra de determinados animales, aportaba nuevas opciones de alimento a las familias, como el acceso a leche o huevos.
Texto de Javier Sevilla Martínez